lunes, 2 de agosto de 2010

EL FERROCARRIL

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Decidí que el ferrocarril sería el vehículo más adecuado para viajar por la vida, porque su esqueleto de acero sería mi escudo contra los golpes, por que su baile sobre las vías me acuna y acaricia para dormir, porque puedo recrearme en el paisaje, observar, disfrutar, sin moverme, quieta, sola. También puedo montarme en vagones llenos de pasajeros, pasear con ellos hasta que deciden bajarse en otras estaciones o hasta que decido apearme de un salto cuando necesito tener los pies en el suelo.


A veces, cuando llueve, veo todo borroso desde la ventana y la ansiada nitidez de la vida que anhelo está lejos. Otras veces, la transparencia de ese cristal me hace decidir bajar en la siguiente estación y disfrutar del viaje, de cerca, tocar con mis manos, saborear con mi boca, pues ver pasar la vida desde la ventana nunca fue una opción aceptable, incluso a veces , salto del tren en lo más borroso y confuso, me sumerjo en lugares dibujados a brochazos, sin perfección ni arte, pero por donde nado como si fuera mi mar, mi casa, auque sé que no es verdad, que el lugar donde habitar para siempre todavía está por descubrir, o quizá siempre viva en este tren. Creo que es la mejor opción.

Por ahora subo y bajo, con o sin equipaje, con o sin lastres. El itinerario que sigue el maquinista está siendo abrupto, me pone a prueba, para que me baje del tren y me duerma en cualquier estación, pues soy una pasajera pesada. Lo que no sabe este armado ferrocarril de esqueleto de hierro es que nunca se va a deshacer de mí, porque mi esqueleto es de acero también y siempre tengo el ticket preparado en el bolsillo para emprender un nuevo viaje. Si el acero se derrite ya encontraré al herrero que repare las heridas, al adhesivo que una los trozos, a la escayola que me sujete hasta poder volver a andar sola.
Debéis saber que la principal característica de este tipo de viaje es que nunca se conoce el destino, nunca sé hacia donde partiré, donde dormiré la noche siguiente, si lloraré o reiré, si veré flores o cuevas, si me pondrán una "pulserita del todo incluido" o tendré que pedir para poder comer, cosa que casi prefiero, poque quien sabe dar de comer a los demás también sabe abrazar, y más alimenta un abrazo a veces, que todas las delicias gastronómicas del mundo.

Seguiré hablando de mi amigo el ferrocarril, pues existen distintos tipos de trenes, de pasajeros, de estaciones...pero ahora voy a dormir, pues el tren me está cantando una nana...

Imagen del blog www.portifot.blogspot.com, uno de mis compañeros de viaje.