¿Qué hago si no sé que hacer?
Es un día raro, son días raros.
No sé cómo retomar las letras, como volver a beberlas. Tantas palabras perdidas, tanto tiempo.
Elaboro a veces textos mentales que no plasmo en ningún lugar, que vuelan a ningún sitio. Mientras tanto, imagino que vivo, o vivo de verdad, pero no sé porqué no escribo, quizá esté durmiendo.
Supongo que son necesarios descansos del alma (y de la mente), porque necesito el alma para escribir, para escuchar lo que sale de mis dedos, muchas veces he sentido que no soy yo quien escribe, sólo escucho, y ahora parece que no escucho, o no quiero escuchar.
Quizá también descanse mi mensajero de letras, esa musa desconocida, esa inspiración ayudada por la soledad y el paisaje. O quizá es tan solo mi pereza, mi no querer indagar en lo profundo, pues aunque no quiera, escribir es como una excabadora que arrasa con capas de tierra y piedras, puedo encontrar duras lágrimas de granito, pero también piedras preciosas brillando en los ojos. Ese brillo es el que debo recordar.
No lo sé, aquí estoy, 32 años después de haber nacido, (no sé cuantas veces), y sabiendo aún menos que ese primer y duro día. Me siento pequeñita, ignorante, insignificante, siento que cada día sé menos. Confusamente también sé que soy grande y maravillosa, o por lo menos eso he aprendido a creer o así me siento a veces.
"SÓLO SÉ QUE NO SÉ NADA"
Lo dijo Sócrates, y a mí, es lo único que se me ocurre decir.
*Pero aunque no sé nada, sí sé agradecer. GRACIAS.