Hay días en los que soy incapaz de concentrarme, sólo lo puedo dejar estar y mirar el cielo desde la ventana.
Algunos de esos días los fantasmas se acercan a saludarme, entre recuerdos borrosos y dolores incrustados en cicatrices aún recientes. Intento sonreírle al recuerdo cuando leo cartas de amor cubiertas ya por el polvo, pero a pesar de la aceptación, una leve nostalgia se acerca a hurtadillas para volver a emocionarme y volver a revivir lo ya enterrado. La suerte me visita, a pesar de hacerlo en forma de fantasma, pues reviviendo las sonrisas del pasado puedo agradecerlo, y puedo liberarme de los malsabores de boca que dejaron esos libros ya guardados. Sólo paseando de la mano con estos fantasmas puedo valorar lo que fui y lo que soy, y lo que soy hoy, me gusta.
Otros días la concentración se evapora por que me pierdo mirando por la dichosa ventana que me lleva a otros mundos, salgo volando y no me apetece regresar de los libros por escribir, los cuentos por contar, los besos por dar, los cuerpos por tocar, las palabras por decir, los cuadros por pintar, los caminos por andar…Son los llamados por mí fantasmas de la imaginación, que pueden ser tan o más poderosos que los del pasado, pues la libertad del mundo que veo a través de la ventana es ilimitada e infinita. A veces me crea ansiedad el no poder volar a donde quiero, otras veces la paciencia me acompaña sabiendo que pintaré esos cuadros y andaré esos caminos cuando sea el momento idóneo, confío en ello.
Cuando este caos de confusión formado por nubes de emociones, sentimientos, pensamientos, recuerdos e imaginación llegan a mí, intento mirar este cielo desde la ventana del hogar, siendo el hogar el silencio. Sólo así puede pasar la tormenta, con el paraguas de la calma. La tormenta sólo dura un ramillete de minutos, que pueden durar horas, pero es sólo un instante de mi vida. El agua de esta tormenta me limpia y me deja libre para continuar mañana concentrada en mis objetivos más cercanos.
Observo y absorbo todo a mi alrededor, me veo como una hormiguita corriendo de un lado a otro, pero no estoy sola, estoy rodeada de muchas hormiguitas corriendo también, cada una buscando su hogar. La búsqueda es solitaria pero es para todos la misma. Es la valoración más importante, somos todos iguales, unos más niños, otros más adultos, pero todos iguales. Esta percepción es la que abre la puerta de la humildad, del perdón, de la comprensión, esa puerta que a veces se cierra pero que desde el silencio y cuando pasan las tormentas se vuelve a abrir.
La tormenta que hoy me moja será arrastrada por el viento al hogar de otra hormiguita. Y a mi casa el viento me visitará con otras tormentas que han estado antes en otros lugares, en otros hogares, en otras vidas. Antes o después, las tormentas y el caos nos visitan a todos, con mayor o menor intensidad, con más o menos nubes, usaremos o no paraguas, miraremos desde la ventana o ni siquiera nos enteraremos de la lluvia. Pero las tormentas pasarán y dejarán sus fantasmas en todas las casas por igual, al igual que el sol volverá a salir para todos, nos dará su calor y secará lo que la lluvia mojó.
Aquí donde vivo la primavera y el verano duran casi todo el año. El clima en mi casa es casi siempre soleado, pues nací un mes de abril, donde las lluvias pueden sorprender pero son pasajeras, el agua da de beber a las flores que adornan mi jardín y la ventana sólo me muestra a esas siete cabras que pasan todos los días por delante de ella y me hacen sonreír.
Os invito a mi primavera.
Nadie es superior, nadie es inferior,
pero tampoco nadie es igual a nadie.
La gente simplemente es única, incomparable.
Tú eres tú, y yo soy yo.
Yo tengo que contribuir mi potencial a la vida
tú tienes que contribuir tu potencial a la vida.
Yo tengo que descubrir mi propio ser;
tú tienes que descubrir tu propio ser.
Osho
“La vida te lleva de un sentimiento a otro y enseña mediante contrarios, así que tienes dos alas para volar y no una.” Yalal al-Din Rumi.
“Si sabes ser humilde te elevarás hacia el cielo y no caerás nunca” El buscador de sueños, Romano Battaglia.
“Aprende a estar en silencio, deja que tu mente aquietada escuche y absorba.” Pitágoras.
2 comentarios:
En este momento, en el que aun no cesa la tormenta, agradezco tu invitación a la primavera pequeña hormiguita. Gran entrada
Aunque no suelo dejar comentarios , que sepas hermana que leo todo lo que escribes ....
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