Aquí os dejo el principio de un nuevo relato que he escrito, a lo largo de este mes lo subiré entero y al igual que del anterior espero vuestra opinión, pues mi intención es enviarlos a concursos de relatos, por eso los borraré del blog en poco tiempo. Un nuevo estímulo creativo que no puedo parar. Gracias por leerlo.
Mis secretos más profundos son telas de arañas en mi cuaderno, ese que me acompaña en mi viaje por la vida, con sus tristes y solitarias páginas en blanco, esperando recoger de mis manos el fruto de los días, el fruto del desencanto, el fruto de la alegría. Es el que conoce mis profundidades, el que me las recuerda cuando las olvido, el que me mata con sus flechas de verdad, el que me araña con sus letras, el que me acaricia con la paz. El piano conquista mis viajes por las letras cuando me concedo la melodía de las palabras, cuando mi alma necesita expresar, cuando mi cuerpo olvida hablar:
“El amor ya no es amor
cuando es obsesión, lujuria y pasión
cuando te impide respirar
porque lo que deseas es amar
pero después del sudor
sólo queda soledad”
Éste proyecto de poema salió de mis manos en días y noches de deseo, cuando mi piel, mi boca y mis piernas anhelaban el salado sentir de la fuerza arrolladora que te eleva a otro mundo, a otro cielo, no de ángeles y música, sino al cielo del placer, al de los sentidos en erupción, en el que se navega en una balsa de humedad, del sexo elaborado, de las lenguas encontradas por el desierto de las curvas buscando su oasis, para beber de él, hasta caer rendidos a los pies del divino pecado.
La prosa me llama, me busca, me habla. La poesía me ha encontrado, sorprendido y enamorado.
Un poeta me arrancó la prosa, me escupió la poesía enmascarada de las páginas que ahora escribo, me llevó a esa isla de donde no pude escapar hasta borrar de mi cárcel cada destello de una tierna mirada que conquistó hasta el último suspiro de mi alma.
Volví a nacer, salí nadando de esa isla, rompí las rejas de la cárcel de su boca y salí al océano de la libertad y del amor verdadero, ese que te cuida y te eleva con tan solo existir, con tan solo sonreír. Descubrí que no necesito a un poeta para vivir, por que el hecho de vivir ya es la mayor poesía escrita, cantada y dibujada por el más grande los poetas, aprendí que todos somos poetas.
Desato las páginas y las dejo escapar de mi cuaderno con un rumbo incierto, hacia un destino que desconozco y que no me importa, por que regalo estas páginas al viento, a ese sabio que las guiará, para que las acompañe donde puedan emocionar, donde puedan enseñar, donde puedan robar sonrisas o lágrimas, donde quizá sean incomprendidas o quizá sean reflejos de otras vidas.
Un poeta me enamoró, y testigo del poema fueron las sufridas y silenciosas páginas de las que ahora me deshago, las escribí cuando todo había pasado, cuando pude mirarlo desde el prisma de la tranquilidad, desde mi recuperada muralla, pues en ese tiempo de versos también olvidé que mis palabras y las de todos son tesoros con el mismo valor.
Layna Ultreia
Continuará que la historia acaba de empezar......................................
5 comentarios:
Raquel, preciosas palabras las que acabo de leer, me he quedado con ganas de más.
La verdad que a veces las personas se encierran (se adaptan a vivir) en el mundo de otros, en el caso de tu relato al de un poeta, y ahí estaba encerrada en esa isla, rodeada de versos y estrofas de otro, una maravillosa narradora de relatos y poeta, en este caso tú, genial.
Por curiosidad, ¿Desde cuándo escribes así? El otro día comentabas que habías empezado ahora a interesarte por la poesía, antes no escribías? Yo no soy una entendida, pero lo haces muy bien.
Un fuerte abrazo.
Más ,más, más ................
¡Que pasadaaaa! ¿Todos somos poetas de la misma manera que todos somos un dios?
El despertar de las palabras al rememorar esa multitud de sentimientos compartiendolo con nosotros es de agradecer. Por ello, te doy las gracias y te felicito. Sencillamente...Me encanta! Besos pequeña
Por cierto....yo tambien quiero más, quiero más :)
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